Dos meses después de este descubrimiento, el físico francés Henri Becquerel estaba realizando un experimento en el que cubría diferentes elementos con placas fotográficas revestidas en negro, para medir si estos elementos podían emitir rayos. Si un elemento emitiera un rayo, penetraría el revestimiento negro y expondría la placa fotográfica. Para su sorpresa, Becquerel encontró que unos cuantos elementos, incluído el uranio, emitían rayos energéticos sin recibir ningún aporte externo de energía.
La importancia de los experimentos de Becquerel fue el descubrimiento que existen procesos naturales responsables de que ciertos elementos liberen rayos x energéticos.
Ésto sugiere que
esos elementos son intrínsecamente inestables, porque liberan
espontáneamente diferentes formas de energía. Esta liberación de partículas energéticas (en la forma de rayos x), provenientes del decaimiento de átomos inestables, se llama radioactividad.